El Salmo 1 es uno de los salmos más conocidos y amados en la Biblia. Es un poema que habla sobre la importancia de seguir el camino de Dios y la bendición que se obtiene al hacerlo.
El salmo comienza con la frase “Bienaventurado el hombre que no anda en consejo de malos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores“, lo que significa que aquellos que siguen el camino de Dios y evitan el mal son felices y bendecidos.
Luego, el salmo compara a aquellos que siguen el camino de Dios con un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto en su tiempo y no se marchita. Esta imagen nos muestra que aquellos que siguen a Dios son fuertes, sostenidos por Él, y fructíferos.
Por otro lado, el salmo también habla de las consecuencias de no seguir el camino de Dios. Dice que los malvados son como el tamo que arrebata el viento, es decir, que sus vidas son vacías e insustanciales.
En resumen, el Salmo 1 nos anima a seguir el camino de Dios y nos asegura que, si lo hacemos, seremos bendecidos y fructíferos. Es un llamado a la sabiduría y a la obediencia, y una muestra del amor y cuidado que Dios tiene por aquellos que le siguen.