Aceptar los desafíos trae consigo dudas y temores. Diariamente tenemos desafíos, unos grandes otros pequeños. Nosotros mismos podemos tener desafíos cuando pretendemos lograr el éxito en un tema determinado… pero el desafío más grande proviene de Dios, porque Él nos llama para aceptar riegos principalmente de fe. Él quiere que dejemos de ir a lo seguro, y que demos pasos de obediencia; aunque al hacerlo se generen incertidumbres en la vida.
Quizás se pregunte ¿pero si tengo a Jesús como mi Señor, por qué tengo situaciones desafiantes?; la respuesta es, el Señor nunca nos ha prometido una vida sin retos; por lo tanto, todos seremos desafiados. Ya sea mediante relaciones complejas, trabajos difíciles o situaciones que requerirán tener más fe… sea cual sea la situación, la realidad es que, al final Dios nos ensanchará espiritualmente.
Al aceptar estos desafíos nos llega también la indecisión y el miedo a fallar; además del pensamiento de incapacidad; y aunque esto es normal, no puede ser motivo para decirle “no” a una tarea que Dios nos entregue; son por el contrario oportunidades para expresar nuestra total confianza en el Señor.
¿Cómo puedo estar tan seguro(a) de que no voy a fallar ni a perecer en el intento?; porque cuentas con el Espíritu Santo de Dios, Su presencia va con nosotros a todo lugar, Él es nuestro consejero, guía y nuestro protector; es quien nos da el poder para tener la victoria; cuando parece que ya nos desmayamos, Él nos fortalece; cuando tropezamos, Él nos sostiene y cuando caemos, Él nos levanta.
En el amor que nos tiene nuestro Padre celestial se nos ha prometido que Él nunca nos abandonará, que su Palabra se cumple, que sus planes de bien son firmes, y que sus promesas son reales.
Por eso, si el Señor te pide que salgas de tu cómoda rutina para aceptar un desafío, debes obedecer confiadamente, porque Él está de tu lado.
Da el paso de fe en medio de la incertidumbre y acepta el reto; hoy es el primer día de una nueva vida de propósito. ¿la aceptarás?
Oremos: “Señor, gracias te doy por este mensaje de hoy, me siento fortalecido(a) sabiendo que tú estás conmigo. Sé que me das la gracia, la sabiduría y que cuento con tu favor para avanzar en los desafíos personales y en las asignaciones que me das, confío en ti y avanzo sin temor, lo creo y lo declaro en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: “Nuestro Dios es bondadoso y cuida de los que en él confían. En momentos de angustia, él nos brinda protección”. Nahúm 1:7
Buen Día
Juan C Quintero
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