¿Qué pensamos y cómo pensamos? Esta deberá ser una pregunta que no hiciéramos con frecuencia. La vida cotidiana lleva a la mente a tener los pensamientos puestos en las dificultades, lo que falta, lo que no funciona, los planes, los compromisos… es decir, a estar totalmente alejados de Dios.
Cuando se permite que la mente se concentre en aquello que destruye, lo que seduce y lo que no edifica, entonces es como decir que nuestro pensamiento puede estar divagando en territorio enemigo y que de esta forma puede caer fácilmente en un razonamiento falso.
El Señor desea que Sus hijos revisen proactivamente cada pensamiento y lo lleven a la obediencia a Cristo. Esto significa que debemos poner atención a lo que pensamos, hablamos y a lo que recibimos del medio exterior; es un acto que implica el “estar alerta” pendientes de lo que pueda pasar.
Quiero comparar la mente con una fortaleza que tiene guardias en sus puertas y lugares de acceso; los enemigos de ese lugar estarán rondando esperando el momento para atacar… al más mínimo descuido de uno de los guardianes intentarán traspasar la barrera y tomar posesión del lugar.
En nuestra mente pasa algo similar, si cada persona de manera consciente no le coloca atención a los pensamientos, a lo que escucha y a lo que ve; entonces estará descuidando su fortaleza y fácilmente será presa del enemigo que quiere tomar posesión de sus pensamientos y de sus actos.
La Palabra de Dios nos exhorta diciendo “Ama al Señor tu Dios con …toda tu mente” (Mateo 22: 37b). Esta es una clara declaratoria de cuidar los pensamientos, porque ¿Cómo podremos amar a Dios si nuestros pensamientos no están acordes con Sus pensamientos?
¿Cómo empezar a cultivar los pensamientos de Cristo?; respuesta: pasando más tiempo con Él, esto puede significar una hora menos de entretenimiento cada semana que se substituye por tiempo de oración y lectura de la Palabra de Dios; también puede significar empezar un estudio bíblico; asistir a los servicios entre semana de la Iglesia, etc.
Deja que sea el Señor quien moldee tus pensamientos, para que puedan llegar a la memoria los pasajes bíblicos que correspondan a la respuesta que necesitas en ese momento.
Actuemos como lo determino el apóstol Pablo cuando le dijo a los creyentes en Corinto que “tenemos la mente de Cristo”. (1 Corintios 2:16)
Conecte su mente con la del Señor de manera intencional y verá como su vida cambiará
Versículo “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” 2 Corintios 10:5 (RVR60)
Buen dia
Juan C Quintero
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