Cuando se saca a la luz y se decide, en voz alta, expresar lo que pesa sobre el corazón, se está listo(a) para ser libre del sufrimiento silencioso.
La carga puede ser una herida auto infligida de decisiones imprudentes. Tal vez sabias que en su momento la decisión fue apresurada y que podría no ser la mejor, y ahora tiene que reconocer el error, confesarle al Señor y a los ofendidos, para poder ser sanados y restaurados. O tal vez la carga puede ser una profunda herida que otra persona te haya causado, dejando una huella profunda en tu alma, que necesita ser vista a la luz del amor de Dios y de quienes te aman.
Háblalo… porque cuando expresas “tu condición” verbalmente, esta acción te ayudará a sanar el dolor.
El apóstol Santiago entendió y enseñó este poderoso principio, al escribir sobre “el poder sanador de la palabra expresada”. Nos enfatiza que quien actúa de manera, siendo totalmente auténtico y sin caretas; reconociendo el pecado y/o el dolor del corazón… se somete al poder sanador de la confesión, la cual, seguida por la oración, el arrepentimiento; y por el amor y la gracia de Dios; producen la sanidad de cualquier pecado o raíz de amargura que haya oculta en el corazón.
Cuando las palabras expresadas van acompañadas de oración, con un genuino arrepentimiento y/o perdón, según sea el caso; el efecto resultante va mucho más allá de un sentimiento superficial… “llega la sanidad”.
Es algo similar a lo que Salomón escribió en el libro de Proverbios, capitulo 16, verso 24 en el que dice que, “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo”. (NVI).
¡Atrévase!, saque de su corazón lo que le atormenta.
Si le ha fallado a otros, pídale perdón a Dios, perdónese, y haga lo mismo con los ofendidos.
Si el dolor es por algún daño que haya recibido, decida perdonar; pídale ayuda al Espíritu Santo, hágalo con fe y perdone a quien le haya hecho daño.
Pidiendo perdón y perdonando, expresados verbalmente, con un corazón humilde y actuando honestamente, producirán el milagro de la sanidad espiritual, que traerá consigo sanidad emocional y física. Te recuerdo que Dios el padre nos perdonó incondicionalmente por medio de Jesús, para que pudiéramos ser libres y también para poder perdonar.
Tus palabras tienen el poder de restaurar y de restaurarte mediante el perdón.
Versículo “Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo”. Proverbios 16:24 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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