El orgullo obstinado es la puerta para el comportamiento destructivo.
Todo orgulloso actúa de manera insensata y menosprecia las relaciones; no tiene tacto en el trato y ofende constantemente; expresa un espíritu arrogante y exige resultados a corto plazo bajo amenazas, pero en el largo plazo la gente le rechaza por su actitud poco amistosa y detestable. Hay otros que actúan con “falsa humildad”, la cual es también otra forma, pero sutil, de ser orgullosos.
La Palabra de Dios no enseña en la carta a los colosenses, capítulo dos, verso dieciocho, escrita por el apóstol Pablo que, “Así que no dejen que nadie los condene, y menos esa gente que adora a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que ven visiones, pero mienten. Sus pensamientos los llenan de orgullo, pero sólo piensan cosas malas”. (NVI)
Es un verso que contiene un mensaje poderoso; se hace referencia allí a personas que usan los temas espirituales para tratar de impresionar a los demás con información religiosa; personas con falsa humildad que hablan con palabras persuasivas y con tonos suaves acerca de su conocimiento espiritual superior.
Pero el cielo no hay nada oculto para Dios, y menos frente a los orgullosos.
Te recuerdo que fue el orgullo el que arrojó a Lucifer fuera de la presencia del Señor (Busca, Isaías 14: 11-13).
Dios rechaza a los orgullosos de corazón; a los tercos y también a los insubordinados.
El gran peligro con el orgulloso es que considera que no necesita Dios; se aleja de la fe, y busca ser él mismo, el centro de atención Pero tú, que amas a Dios y que deseas honrarlo, mantente humilde delante de Dios. Practica diariamente el verdadero perdón. El humilde puede reconocer que el mérito lo tiene Jesús, y que cada logro que obtiene es porque el favor de Dios se lo ha otorgado; pero también sabe que debe asumir la responsabilidad cuando se falla.
Si quieres medir tu grado de humildad responde honestamente a estas preguntas, “¿Me preocupo más por mi que por los demás?; ¿Utilizo mi influencia para promover el éxito de otros o sólo para avanzar con mi propia agenda?; ¿Comparto lo que tengo con quien lo necesita y con quien es servidor del Señor o soy un codicioso ávaro?”
Te invito para que reemplaces la soberbia y el orgullo por la humildad y el Señor te levantará. Tal y como lo declara la Palabra de Dios en Lucas 14:11 cuando dice “Porque todo el que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”. (RVC)
Versículo: “La soberbia precede al fracaso; la arrogancia anticipa la caída”. Proverbios 16:18 (RVC)
Buen Dia
Juan C Quintero
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