Alguien puede decir algo así “empezó un año nuevo y aunque esperaba cambios en mí, ya volví a caer” o “ya me volví a equivocar”
La realidad es que un cambio en la vida no es la consecuencia de un cambio de fecha en el calendario, sino que es el fruto de las decisiones que se toman y del descanso en la perfecta obra del Señor.
Si todavía estas actuando en hábitos viejos, créeme, tienes oportunidad para cambiar, pero debes dejar de tratar por ti mismo(a); porque así solo podrás hacer cambios pequeños. El único que nos puede cambiar completamente es Dios. Y esto ocurrirá si lo buscas con todo tu corazón.
Además, es muy probable que estés esperando tener cambios rápidos y urgentes, pero Dios normalmente no actúa así, Él lo hace por medio de procesos.
Un ejemplo claro de esto está en la Palabra de Dios, en la que se describe la relación entre Jesús y nosotros como un proceso de estar permanentemente alimentados por Él. En el evangelio de Juan capítulo 15, verso 5 dice, “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto” (NVI)
La clave es entonces, “mantenernos conectados con la fuente, con Jesús, para que podamos recibir el poder y la capacidad para superar las debilidades”.
No te desanimes, el año apenas comienza y tienes la oportunidad para dejar que el Señor obre los milagros del cambio que esperas para tu vida.
Sigue firme, no te rindas, decide seguir a Cristo sin dudar, rindiendo cada debilidad y cada caída al Él, porque de esta manera verás, con el correr del tiempo el verdadero cambio
Oremos, “Padre, ayúdame a no renunciar a seguirte, y a no frustrarme por querer cambios urgentes en mi vida. Reconozco que tú eres mi fuente de poder para cambiar. Ayúdame a buscarte sinceramente hoy y todos los días de mi vida, esto lo pido en el poderoso nombre de Jesús, Amén”.
Versículo “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto” Juan 15:5 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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