En la mente de algunas personas está el pensamiento de que son los demás los que deben cambiar o que las situaciones que viven no las merecen; oran y piden para que Dios les cambie lo que está pasando o que les cambie el corazón a las personas que no están actuando como ellos desean.
¿Y si hiciéramos algo diferente… qué pasaría?
Si en vez de pedir por cambiar a los demás y las situaciones comenzáramos a clamar diariamente pidiéndole al Señor que nos ayude a crear en un nosotros un corazón limpio de juicios, prejuicios y quejas… teniendo a su vez firmeza espiritual; de seguro que seriamos transformados en personas diferentes, cuyo entorno también comenzará a cambiar.
En mi caso ésta es la oración personal más importante que hago en la mañana, pedirle al Señor Su ayuda para “tener un corazón limpio”.
Y es precisamente esto lo todos los creyentes necesitamos, “un corazón limpio”.
Teniendo el hábito de hacer ésta petición a lo largo de todo el día y todos los días; al despertar, al salir para el trabajo, en los descansos, al momento de almorzar, en la tarde, y en la noche.
Al tener esta petición en nuestra mente y declararla muchas veces en el día, de seguro que se volverá un profundo anhelo personal que al cual el Señor responderá.
Te garantizo que comenzarás a ver el mundo de manera diferente, podrás convivir con los demás y tener fuerzas para soportar las situaciones que pasan a tu alrededor; todo porque adquieres la sabiduría de Dios, en tu encuentro diario con el Señor recibirás la capacidad para ser misericordioso(a) con los demás, te será más fácil perdonar y te convertirás en una persona transformada que está dispuesta a ayudar a los demás para que ellos también transformen sus vidas… siendo ejemplo y un perfecto testimonio.
Versículo: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu” Salmos 51:10 (NVI)
Buen Día,
Juan C Quintero
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