El cambio nunca termina, porque vivimos en un mundo de cambios permanentes.
En mi actividad como pastor frecuentemente recibo mensajes o llamadas de personas que buscan consejos y ayuda, porque quieren un cambio en su vida o quieren ver un cambio en las situaciones que atraviesan. De seguro, tú o alguien cercano a ti, está pidiendo cambiar.
¿Qué clase de cambios?; cambios en sus relaciones familiares, cambios en su visión negativa de la vida, cambio de su situación financiera, de carreras o de trabajo, cambio de hábitos o incluso cambiar sus mentes de los malos pensamientos, de la baja autoestima, de la inseguridad y de la desconfianza que hay en su vida.
Estos deseos en muchos casos no se pueden lograr solos; miles están frustrados porque no lo logran. Por eso hoy te digo… “de la mano de Dios si se puede… es Él quien inicia y genera el cambio”.
Por tal motivo te quiero hacer una pregunta, ¿Estás preparado(a) para los cambios que vendrán?
Muchos de quienes quieren cambios, no se preparan. El primer paso es tomar la decisión; y ésta es una elección que solo a ti te toca tomar y es tu responsabilidad asumirla; además, si estos cambios están en la voluntad de Dios, “Él pondrá tanto el querer como el hacer”.
Para empezar a hacer cambios, el segundo paso es tener un motivo; pregúntate por qué y para qué harás el cambio.
Es curioso, pero la mayoría de nosotros queremos algo, pero realmente desconocemos por qué lo queremos. Por ejemplo, hay gente dice que quiere una casa, pero lo que realmente busca es “mayor comodidad” o hay otros que buscan “seguridad”. Cuando llegas a descubrir la verdadera razón allí comienza a operar el cambio.
Tercero, para lograr un cambio hay que soltar algunas cosas, y esta será la respuesta a la pregunta ¿y qué te detiene? Porque es necesario “dejar, soltar, abandonar, o renunciar a algo para empezar lo nuevo”.
Por ejemplo, dejar la pereza para empezar a hacer ejercicio; dejar de aplazar para empezar a estudiar; dejar el temor y arriesgarte a empezar ese negocio… etc.
A veces los malos hábitos, los paradigmas, las creencias o experiencias del pasado, la actitud negativa, la duda, los miedos, temores, o la religiosidad son el obstáculo por superar.
Te invito a identificar que te detiene y a removerlo de ti con la ayuda del Espíritu Santo.
Oremos, “Señor tú conoces aquellas áreas en las que necesitamos un cambio, también nuestras debilidades y obstáculos, por lo tanto, colocamos todo esto en tus manos para que nos renueves y prepares para aceptar, y vivir el proceso de cambio, esto es, ser odre nuevo para vino nuevo; lo pedimos en el precioso nombre de Jesús, Amén”
Versículo: “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.” Marcos 2:22 (RVR1960)
Buen Día
Juan C Quintero