Una de las cosas que me gustan de la Navidad es la de compartir regalos en familia, y ver cómo mientras se acerca el día de Navidad, sentir la emoción de la espera para compartir dichos regalos.
Recuerdo en mi infancia que a todos los niños nos inquietaba el tener que esperar y ver que había unos regalos ya puestos en bajo el árbol. Y para serles honesto, todavía siento aquella inquietud de niño, por saber que hay en los regalos.
Quizás es que aquel niño todavía está allá inmerso en mi ser de hombre adulto.
Esto nos sirve para hablar de la paciencia. Dios continuamente nos recuerda en Su Palabra la importancia de ser pacientes.
Para quienes pudieron creer que Jesús era el Mesías al tiempo de su vida en la tierra, la espera de Su llegada había terminado, pero millones no lo recibieron y aun hoy millones no reconocen a Jesús como el Salvador prometido; ¡pero es real!, Jesús es Emanuel, el Dios con nosotros.
Esto está clara y maravillosamente expresado en la Biblia, en la carta a los Filipenses capítulo 2, versos 5 al 12 que dice, “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. (NVI)
En el tiempo correcto, Dios se encarnó en forma de hijo para traer redención y vida eterna; convirtiéndose en el regalo perfecto para la humanidad. Pero debes aceptarlo, creer en El cómo tu Señor, hacerlo el centro de tu vida.
Es un regalo que además es permanente, que no requiere de un día, ni de una fecha específica, está disponible 24 horas, 7 días de cada semana de la existencia.
La espera termino hace más de 2.000 años, por lo tanto, no esperes más, acepta, pero también comparte este maravilloso regalo de amor que es Jesús en cada corazón.
Oremos “Amado Señor, damos gracias, muchas gracias por tanto amor, porque la humildad de Jesús es nuestro mejor ejemplo de vida. Gracias por lo que Jesús ha hecho en la humanidad, trayendo salvación y vida eterna. Gracias por estar disponible para nosotros en cada segundo de nuestra vida, lo creemos y declaramos en el Nombre de Jesús, Amén”.
Versículo, Filipenses 2:5-12
Buen Dia
Juan C Quintero
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