He escuchado a personas decir cosas como “si este matrimonio no me funciona, pues me separo”; o, “si este trabajo no me gusta lo dejo”.
También lo he escuchado para estudiantes que dicen “me cansé, no sigo estudiando más” y así mismo lo hacen con la iglesia en la que se congregan.
Es como si permanecer no existiera en su vocabulario y, por lo tanto, tampoco en sus corazones.
En la Biblia en el evangelio de Juan, capítulo 15, verso 5, Jesús dijo, “Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada”. (NTV)
Aquí en Señor nos está diciendo que tenemos que ser tan dependientes de Él como una rama lo es de un árbol de la vid.
Desconectada de Jesús, nuestra fe se marchita y muere.
Cuando una rama no está conectada a su árbol, no puede recibir los nutrientes que necesita para sobrevivir y crecer. Del mismo modo, no podemos producir fruto espiritual por nuestra cuenta; el fruto del Espíritu Santo crecerá en nosotros en la medida en que estemos realmente conectados con Jesús, quien es la fuente de la vida.
Entonces te puedes preguntar ¿cómo sucede esto, cómo puedo estar conectado al Señor? , la respuesta es, tal y como ocurre en las relaciones humanas, es decir pasando tiempo con El.
Permanecemos en Él cuando le hablamos en oración, también cuando leemos y meditamos en Su Palabra, cuando nos congregamos para adorarlo en la iglesia, y obviamente cuando obedecemos Sus mandamientos.
Lo más especial es que cuando permanecemos en el Señor, recibimos la revelación y la capacidad para permanecer en el campo natural, así, habrá menos divorcios, menos personas abandonando sus trabajos, menos abandono de los ministerios, y mas fidelidad en todo lo que hacemos. Pero lo más trascendente ocurre en nuestra vida y es que nos prepara para la vida eterna en el cielo.
Oremos “En este día, nos unimos en oración para que Tu Santo Espíritu opere en nuestro corazón para ser hombres y mujeres fieles en nuestra fe, para permanecer en Cristo, de la misma manera en la que una rama viva se mantiene atada al árbol que la alimenta. Gracias Señor por mostrarnos que hay recompensa en permanecer, lo declaramos en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo “Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada”. Juan 15:5 (NTV)
Buen Dia
Juan C Quintero
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