Saber qué hacer es importante en la vida, determina el camino a seguir y facilita el tener una meta a dónde llegar.
Hoy en día muchos van por la vida transitando sin saber a ciencia cierta para donde van, simplemente viven rutinas que han seguido y que han aceptado, pero en su interior hay vacíos que necesitan ser llenados.
En estos días de ayuno y oración debemos pedir por revelación de Dios sobre propósito y dirección.
Esta revelación muchas veces es una claridad de misión y llamado, otras veces es claridad en la toma de decisiones, o puede ser respuesta a las peticiones; pero también puede ser una revelación sobre algún pecado.
Sin darse cuenta muchas personas han reemplazado a Dios con ídolos; a los que puedes llamar, diversión, adicción, amargura, conformismo, ocupaciones, culto al cuerpo, apatía; etc., éstas son cosas que obstaculizan la relación con Dios, impiden que se pueda caminar en libertad y experimentar la plenitud de lo que Él nos llama a ser, y también obstaculizan el llamado para darle a conocer a Cristo al mundo.
Debemos humillarnos ante el Señor y arrepentirnos de cómo le hemos hecho daño, arrepentirnos de cómo lo hemos reemplazado, arrepentirnos de cómo lo resistimos.
En la Biblia, en la carta de Santiago, capitulo 4, verso 10, dice así, “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. (RVR60)
Este ayuno es una poderosa oportunidad para que nos humillemos y descansemos sabiendo que los brazos de Dios están abiertos para recibirnos y sanar nuestras emociones y nuestros pensamientos; él es un Dios de amor y de restauración; y Su gracia nos cubre; porque su fin es el de bendecirnos, nunca de maldecirnos.
Debes tener la certeza de que Él no está esperando a que caigamos para castigarnos, sino que en Jesús nos redimió con la muerte en la cruz
Él desea verte humillado(a) y que en consecuencia estés ansioso(a) por arrepentirte genuinamente del pecado.
Y te recuerdo que hay promesa, dice la Palabra de Dios que así él mismo te exaltará.
Oremos, “Amado Seño, hoy me arrepentimiento por haberte cambiado por ídolos que he creado en mi vida, incluso por aquellos que los he levantado inconscientemente ; así que decido desnudar mi corazón, humillado(a) y postrado(a) ante ti para pedirte que por Tu gracia y misericordia reciba sanidad, lo creo y declaro en el Nombre de Jesús, Amén”.
Versículo “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará”. Santiago 4:10 (RVR60)
Buen Dia
Juan C Quintero
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