Antes de empezar nuestro día de trabajo debemos encontrar
descanso en Dios. Debemos trabajar arduamente y
ser fieles en todo lo que hagamos, pero siempre depositándonos
en sus manos reconociendo que “El” es quien da la
gracia y sabiduría para hacer las cosas.
Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios con toda oración y ruego,
con acción de gracias.
Filipenses 4:6