Saber amar es saber dar y actuar en beneficio de los demás, es decir en favor de la persona amada. Esto significa que a veces debemos ceder en nuestra comodidad para ocuparnos de las necesidades de los demás; lo que aplica primeramente a los de casa, a los más cercanos -tu cónyuge, hijos, padres, hermanos.
Lo mejor de todo es que se siembra para que en el momento oportuno recibamos de regreso expresiones de amor y ayuda cuando la necesitemos.
El apóstol Juan en su primera carta capítulo 3 verso 18, exhorta a vivir lo que se predica, es decir, que no solo se hable de amar, sino que sea un hecho real, que lo practiquemos con acciones más que con palabras.
Las palabras se las lleva el viento, los hechos hablan sin palabras.
Este fue precisamente el ejemplo que Dios nos dio al amarnos de tal manera que nos envió a su hijo para que recibiéramos la redención en Él. Y también fue lo que Cristo hizo por nosotros, nos enseñó a amar amándonos.
Oremos “Padre Celestial, oramos hoy para que la manifestación del amor profundo y verdadero; Tu amor se manifieste en todos nosotros, que podamos vivir por la verdad de Tu Palabra que nos enseña a amar colocando a los demás como primeros que nosotros, lo pedidos en el precioso nombre de Jesús, Amen”.
Versículo: “Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.”. 1 Juan 3:18 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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