Un dicho popular en los países latinoamericanos dice “no hay peor sordo que el que no quiere oír”; haciendo referencia a que las personas que se cierran en sus conceptos, pensamientos e ideas y que no abren sus oídos a otros comentarios.
Creo, que esa frase se puede ver reflejada en un versículo bíblico en el que Jesús le dice a los que le estaban escuchando sus parábolas, tal como lo declara Marcos en el capítulo cuatro, verso veintitrés, que dice “El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Quiero aprovechar esta declaración de Jesús para reconocer que, hoy incluyendo a muchos creyentes cristianos, no prestan sus oídos a las palabras del Señor.
Toda la Biblia es la Palabra de Dios y lo que allí está escrito es para nosotros sus hijos.
Cada consejo, comando, declaración, promesa… cada recomendación y cada principio es para nuestro bienestar.
Él es un Padre amoroso, que todo lo ha hecho para que lo podamos disfrutar. Por tal motivo te invito para que seas una de esas personas que “abres tu oído a la Palabra de Dios” y que lo “cierras a las vanas promesas del mundo”
Que te colocas en la brecha para declarar “si Dios lo dice en Su Palabra, yo lo hago” aunque no sea fácil hacerlo, aunque los demás te critiquen.
Amar, dar, orar, bendecir, actuar en fe, ver con los ojos de Cristo, pensar y meditar en Su Palabra… y muchos otros más… son comandos de Dios para sus hijos que tienen gran recompensa aquí en la tierra y que nos preparan para nuestra vida eterna en el cielo.
Abre tus oídos, naturales y espirituales a la voz de Dios.
Oremos “Señor, hoy reconozco que he cerrado mis oídos a Tu Palabra, y que he puesto atención a muchas otras cosas que no son buenas para mí. Decido conectarme con lo que tu me pides, creyendo en fe que todo lo que esta escrito en la Biblia es tu mejor herencia para mi y para mi familia, lo creo y declaro en el Nombre de Jesús, Amén”
Versículo, “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Marcos 4:23 (NVI)
Buen Dia
Juan C Quintero
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