—¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres.
Mateo 15:28
Así respondió el Señor a una mujer que con humildad y esmero buscó en Dios la solución a su problema. Sabiendo que no era merecedora del milagro; pero reconociendo la grandeza y omnipotencia del Padre celestial rogó hasta que recibió su respuesta.
Si aún esperas tu milagro, sigue rogando y adorando, aunque parezca que no hay respuesta, el está escuchando y puede estar a punto de contestar con tu milagro.
Que el Espíritu Santo de Dios more en tu corazón llenando tu vida de esperanza y gozo en Cristo Jesús.
-Mildred Natera