¿Sabías que nada en la tierra, a menos que túlo permitas te puede quitar la paz y la alegría?; ¿Cómo puede pasar esto?, te podrás preguntar… la respuesta es porque esta paz no proviene de este mundo, sino de Dios por medio de Jesús.
Guarda esto en tu mente y en tu corazón: “la única forma en que puedes perder tu paz es cuando eliges estar angustiado(a) y negar la promesa de recibir la paz de Dios”.
Cuando hacemos una reflexión sincera sobre lo que nos “roba la paz” llegamos a la conclusión de que son muchas cosas, y la mayoría de ellas insignificante.
Quizás te molestas porque alguien dejó algo mal puesto en tu casa, o porque los demás no siguen tus caprichos o deseos; tal vez sea porque al conducir tu auto alguien se atraviesa en la carretera…
Toma una hoja de papel y escribe en ella todos “los motivos” que te roban la paz… y la próxima vez que sientas molestias, o angustias o frustraciones, hazte esta pregunta: “¿Es este un motivo suficiente para perder mi paz y sentirme mal?, ¿vale la pena discutir con los demás por ese motivo?; ¿tienen los demás que soportar mi comportamiento?”. Piénsalo bien, la vida es demasiado corta para vivir con molestias permanentes y sintiéndose ofendido(a) por razones muy poco valederas.
Tenga en cuenta que usted es quien, con la ayuda del Espíritu Santo, está en control de su vida, no son las circunstancias, ni las emociones personales las que te deben controlar.
Si evaluamos; fácilmente podremos encontrar muchas razones para sentirse mal, ya sea la situación en tu casa, el trabajo, la situación económica, hasta el manejo político del país…
Por tal motivo, ore al Señor, entréguele sus cargas y emociones, tienes a un Dios que es todopoderoso, que reina y vive, cuyas bendiciones están prometidas para todos sus hijos, sal del “pozo de la desesperación” y ven a beber de la fuente de “agua viva”, donde han paz, amor y consuelo. ¡Créelo, vívelo!
Oremos: “Señor, gracias te doy por ayudarme a no perder la paz. Escojo vivir en paz; liberar cualquier carga y emoción que me esté afectando, acepto el regalo de la paz de Cristo; lo creo y declaro en el nombre de Jesús. Amén”.
Versículo: “La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo” Juan 14:27 (RVC)
Buen Día
Juan C Quintero
www.buendiatodoslosdias.com