La historia ha demostrado que la unidad ha permitido que se obtengan grandes logros; un pueblo unido en un propósito es capaz de cambiar las leyes; tal como lo logró el pastor y líder por la igualdad Dr. Martin Luther King; con esa unidad se pudieron cambiar las leyes de los derechos civiles en los Estados Unidos.
La unidad produce efectos poderosos para lograr cumplir los motivos que llevaron a crear esa unión; “el pueblo Hebreo unido cruzó el desierto para llegar a la tierra prometida, pasando de la esclavitud en Egipto a la libertad”; “un hogar unido puede superar cualquier dificultad”… podría ésta ser una lista interminable.
Dios nos ha hecho como un “pueblo especial” para cumplir con una “misión especial”.
La unidad en el pueblo de Dios será capaz de producir la transformación de la sociedad; el regreso a los valores familiares, morales y espirituales.
El principio de la unidad para preservar los principios de la Palabra de Dios es lo que podemos llamar como la “revolución del amor por la fe en Jesús”.
En la Biblia encontramos en el evangelio de Juan Capitulo 13 versos 34 al 35 la siguiente petición dada por Jesús: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros” (NVI); con estas palabras finalizó la ultima cena con sus discípulos; Jesús quiere mostremos a todo el mundo su grandeza por medio de la unidad en la fe y la capacidad de “amarnos unos a otros”.
Por medio de la fuerza del amor podremos cambiar…
un corazón herido,
una familia en problemas,
una empresa en discordia,
una ley injusta,
un país en guerra…
La unidad es fundamental para los cristianos de todas partes del mundo, si nos unimos para restaurar los ideales y propósitos que nos unen declarados en la Palabra de Dios; si lo hacemos el efecto será poderoso.
Esta unidad comienza en cada corazón, cuando seamos capaces de comprometernos a ser uno con Cristo, es decir siendo verdaderos discípulos; ampliando esta unidad en cada congregación y en la unión de las congregaciones… ¿Te le mides?
Oremos: “Padre, gracias por enseñarnos a vivir en unidad, y a ser defensores de Tu Palabra y Tus principios, que estemos centrados en el amor. Oramos por el restablecimiento del corazón de los creyentes de todas la naciones y el llamado a la unidad por la defensa de los valores y principios de la fe; lo pido y declaro en el nombre de Jesús, Amen”
Versículo: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros”. Juan 13:34 (NVI)
Buen Día
Juan C Quintero
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