Hebreos 4:7
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien.
Deuteronomio 30:15
¿Qué significa la palabra hoy en nuestra vida? ¿Es un día lleno de actividades, de ruido, un día de intenso movimiento? ¿Es un día en el que me encuentro encerrado en mí mismo y triste? ¿O un día que deja un silencio, un espacio para que la Palabra de Dios pueda ser escuchada?
En los versículos del encabezamiento, el hoy está ligado a exhortaciones a no endurecer nuestro corazón, a no abandonar a Dios, a amarlo y a obedecerlo. Endurecemos nuestro corazón cuando no estamos abiertos al mensaje de la Biblia, mensaje que nos instruye, nos reprende… y nos sana. ¡Nos cura de la enfermedad del pecado, de nuestras heridas! Alejarnos de la Biblia significa no escoger la vida, pues mediante ella Dios nos habla y quiere transmitirnos la liberación y la vida.
Leer la Biblia es escuchar la voz de Dios con una atención, una vigilancia y una disponibilidad especiales. Es todo lo contrario de pretender saber mejor que los demás lo que ellos quieren decir y, peor aún, pretender saber mejor que Dios cómo él quiere revelarse.
El hoy de la Biblia pasa a ser nuestro hoy cuando la leemos para escuchar lo que Dios nos dice.
Este hoy puede ser cada día si escuchamos la voz de Dios en las Santas Escrituras. Pero también puede no llegar nunca si nos encerramos en la sordera de nuestros pensamientos y la ceguera de nuestros prejuicios. No siempre habrá un hoy. El hoy en el que somos llamados a leer la Biblia es el de la gracia, el tiempo de la urgencia… que pronto llegará a su fin.
Génesis 14 – Mateo 8:23-34 – Salmo 7:9-17 – Proverbios 3:7-8
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